Orando por las mujeres

Buen dia mi amado Dios, que placer siente mi alma al acercarme a ti, porque se que en ti puedo encontrar la paz que necesito, el consuelo que me da aliento y el amor que sobrepasa todo entendimiento.
Me alegra mirar al cielo y ver que un día mas preparaste el sol que nos ilumina, que soplas el aire que respiramos, y que a las plantas y las flores las vestiste de color para alegrar nuestro día.
Te amo padre mio, mas que a mi misma vida.
Hoy permíteme presentarte a cada mujer de tu creación, especialmente a aquellas que están luchando por mantener su fe en ti, aquellas que están bajo fuego y bajo presión de sus familias por la decisión de seguir a tu hijo amado Jesucristo. Clamo por ellas para que tu Santo Espíritu las llene del convencimiento necesario y las aliente a seguir tus caminos. Clamo también padre mío por las madres esforzadas y valientes que encomienda su camino a ti diariamente y que solo desean agradarte, por aquellas que hacen el rol de padre y madre por la irresponsabilidad de algunos hombres y clamó también por aquellas que pegadas a ti se esfuerzan día a día por escuchar tu voz y contar tus maravillas. Necesitamos padre mío de tu aliento, de tu amor, de tu guía para no extraviarnos en el camino, aveces la fuerzas flaquean, y creemos que nada tiene sentido, en otras ocasiones la enfermedad nos abate, el desconsuelo nos aplasta, pero mi Dios sabemos que todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. Padre mío mantennos fieles a tu palabra que no dudemos de tus promesas sino que al contrario luchemos por hacerlas realidad en nuestras vidas.
Que cada una de nosotras busquemos agradarte cumpliendo con el rol para el que fuimos creadas, ser ayuda idónea de nuestros esposos. Que preparemos a nuestros hijos en el conocimiento de tu palabra, que les hablemos de ti al levantarse, al ir por el camino y al acostarse, porque solo así heredarán la tierra que nos prometiste.
Ayúdanos
 a ser mujeres prudentes, en nuestro vestir, en nuestro hablar y en nuestras actitudes. Que las joyas que nos adornen no sean ostentosas sino que nuestro mejor atavío sea el interno, un Espíritu amable y apacible para poder escuchar tu voz.

Padre mio un dia mas quedamos en tus manos, un día mas disponemos nuestras vidas a tu servicio, en el nombre de Jesus.

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