Hay por Dios!, he leído tantas veces este pasaje pero hoy retumba en mi mente más fuerte que nunca, quizás porque al sobrevivir a la peor crisis de salud en mi vida, mi fe no decayó, en medio del aislamiento total, el dolor y la falta de aire que me aquejaba seguía creyendo que Dios estaba en control, aún cuando permanecí por dos semanas desconectada de la realidad pero conectada a un respirador artificial, en mis sueños Dios estaba ahí.
Mi confianza en Dios, mi fe se fortaleció y a El le plació darme un tiempo más de vida y aquí estoy viviendo por su misericordia. Mi Dios, nuestro Dios es real!, viviré cada segundo de lo que me resta de vida para adorarlo!! Sin fe es imposible agradar a Dios, es como tratar de agradarle a alguien que no conocemos. Por otra parte La fe es la certeza de lo que se espera la convicción de lo que no se ve, pero para llegar a tener esa convicción y esa certeza en necesario “conocer” porque no podemos depositar nuestra confianza en algo o alguien a quien no conocemos o por lo menos tengamos referencias que nos animen a conocerlo. Espiritualmente hablando nuestra fe crece en la medida que pasamos tiempo meditando en su palabra, orando y poniéndola por obra, mientras más conocemos la palabra del Señor más seguros nos sentiremos.
La segunda parte del versículo de hoy dice “ porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que El existe”, se da cuenta que es necesario acercarse a Dios y creer. Déjeme darle un ejemplo: Cuando vemos a una persona de lejos e incluso nos ha saludado una que otra vez y hasta algunos de nuestros amigos la conoce pero nosotros nunca hemos entablado un diálogo con ella no podemos decir que la conocemos y mucho menos podríamos depositar nuestra confianza en ella. Igualmente si no creo en Dios y no conozco su palabra no podré confiar en su poder y por ende no tendré fe. Para tener fe es necesario que nos acerquemos a Dios y creamos que el existe y no solo eso sino que es galardonador de los que le buscan.Bendecido día
Mariaelena Cruz
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