“Háganlo todo sin murmuraciones ni discusiones, para que nadie encuentre en ustedes culpa ni falta alguna, y sean hijos de Dios sin mancha en medio de esta gente mala y perversa. Entre ellos brillan ustedes como estrellas en el mundo,”
— Filipenses 2:14-15
“Haced todo sin murmuraciones y contiendas, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo;”
Filipenses 2:14-15 RVR1960
Lo que acaba de leer no son frases “motivacionales” ni frases “mágicas “ que le llenarán de “energía positiva”, es Palabra de Dios, y la encuentra en la Biblia, sí, en ese libro que muchos llaman “sagrado” y por eso ni lo abren , o que lo tienen abierto en un salmo específico pero no lo han leído y menos aplicado a sus vidas.
La importancia de la Biblia no está en tener el libro físicamente y guardarlo bien, ni tampoco en solo conocer su contenido y comprenderlo sino en aplicar sus enseñanzas a nuestras vidas.
La Biblia nos muestra que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros, dejándonos un ejemplo de vida y quienes creemos en Jesús en su muerte y su resurrección somos salvos, el creer en Jesús implica el poner en práctica sus enseñanzas para nuestras vidas. Los versículos que leímos al inicio son parte de esas enseñanzas dadas a través del apóstol Pablo donde nos recalca la importancia de hacer las “cosas” sin murmuraciones ni discusiones y la pregunta es cómo hago eso? Porque la verdad es que todos hemos murmurado alguna vez haciendo algo, quejándonos y mirando al que no hace nada, juzgando y mirando mal al que no hace lo que nosotros hacemos, hoy su palabra nos recuerda que No debemos hacerlo por que debemos ser hijos de Dios sin mancha en medio de gente malvada y perversa, y la manera de hacerlo es recordando que somos sus hijos y debemos hacer lo correcto aunque los demás no lo hagan y a nosotros se nos multiplique el trabajo aunque los demás nos señalen encontrando defectos a todo lo que hacemos con todo eso no debemos murmurar ni discutir sino brillar como verdaderos hijos de Dios.
Que nuestros hechos hablen fuerte y nosotros no murmuremos ni peleemos, para que seamos verdaderos hijos de Dios sin manchas.
Quizás podamos comenzar hoy !
Que tenga un Bendecido día
Mariaelena Cruz
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