Entrega Absoluta a la Oración


Isaías 26:9 Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte; porque luego que hay juicios tuyos en la tierra, los moradores del mundo aprenden justicia.


Madrugare a buscarte, ¿madrugar yo? Y madrugar para buscar a Dios? Eso era algo impensable, pero la realidad fue otra. No hacía mucho tiempo que había recibido al Señor cuando me encontré con este versículo en el devocional del día, y algo produjo en mí, me impulso a levantarme de madrugada y buscar su rostro a postrarme cada mañana para recibir instrucciones y sentir su dulce voz a través de los versículos de la Biblia.


Lo que era impensable para mí se había hecho realidad porque fue Dios el que puso en mí el querer como el hacer, y sabe? Esto no es un privilegio mío sino de todo aquel que dispone su corazón para buscarlo.


El horario en que busque la presencia de Dios es irrelevante como también lo es el lugar, lo importante de la oración está en la actitud de su corazón, en lo que realmente lo está moviendo a elevar una oración. Una oración es “la comunicación” que debemos mantener con nuestro padre, la demostración de nuestra fe, y el deseo de que se haga su voluntad en nuestras vidas.


Para mí, al principio orar era difícil, “hablar” con alguien a quien no “Veía”, había, algo en mi interior que me decía “te estas volviendo loca”.


Han pasado los años y ahora entiendo que no podía “ver” a quien no conocía, no podía contarle mis preocupaciones, mis anhelos, y mis deseos a alguien con quien no había desarrollado una relación, que aunque había decidido seguir a Cristo no estaba realmente valorando el Poder, la Majestuosidad, la santidad y EL amor del Padre. No lo conocía porque no pasaba tiempo con El.

Me viene a la mente las advertencias de mi madre cuando yo era niña “no hables con nadie que no conozcas”, y así es, no podemos hablar con quien no conocemos, por eso para elevar una oración antes debemos reconocer que hablamos con EL Gran Yo Soy, El Creador del Universo, El Rey de Reyes y Señor de Señores, el que nos dice “Clama a Mí y Yo te responderé” Isaías 33:3, “Encomienda al Señor tu camino confía en El y el hará”, Salmo 37:5, “Venid a mí, todos los que están cansados y cargados y yo os hare descansar”, Mateo 11:28 y muchísimos otros versículos que encontrara en la Biblia.

No se detenga en su deseo de encontrarse con Dios diariamente, eleve su oración y encuéntrelo en las páginas de la Biblia. Desarrolle su intimidad con Dios en cada instante de su vida, que sus pensamientos se alineen a los de Él porque recuerde que sus pensamientos son diferentes a los nuestros, Isaías 55:8, y tenga una entrega ABSOLUTA a la Oración, dialogando en su mente continuamente con El Señor, orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos, Efesios 6:18.

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