Bienaventurado El que medita en la Palabra de Dios


Aruba 2013
Salmo 1
1 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos,
    Ni estuvo en camino de pecadores,
    Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; 
2 Sino que en la ley de Jehová está su delicia,
Y en su ley medita de día y de noche.

Después de leer estos versículos estoy segura que nos queda la sensación de querer ser bienaventurados y anhelamos no andar en consejos de malos y hacer todo lo que dice la primera parte de estos versículos y quizás hasta hagamos promesas para cumplir con ese propósito. Lo interesante de estos dos versículos esta en lo que da origen a la conducta o comportamiento del bienaventurado que no anda en consejo de malos ni estuvo en camino de pecadores y esto no es por sus propias fuerzas, sino la consecuencia de una decisión constante y perseverante, la meditación de la ley de Jehová. 
No somos bienaventurado por apartarnos del mal sino por meditar en la palabra de Dios porque ella hará en nosotros la diferencia, porque al meditar en ella de día y de noche inevitablemente dará su fruto y eso es lo que dice el versículo 3
Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
Que da su fruto en su tiempo,
Y su hoja no cae;
Y todo lo que hace, prosperará.

Como dije antes, inevitablemente dará su fruto pero a su tiempo, no antes ni después sino a su tiempo, así la meditación de la palabra de Dios dará su fruto en aquel que medita en ella de día y de noche no solo en el que la lee por salir del paso o en aquel que cumple religiosamente leyendoa diariamente pero no la aplica a su vida diaria. Tampoco dará su fruto en aquellos que hacen mucho pero en realidad no hacen nada, porque de nada sirve que compartan su dinero con el necesitado o que visiten enfermos si realmente en su corazón no esta la palabra de Dios que da origen a esa actitud. Si solo es una actitud suya llegará el momento en que se cansará, y no solo eso, sino que comenzarás a quejarte y a criticar al que no hace lo que tu crees es lo correcto y hasta sentirás que los demás no son verdaderos cristianos porque no ven lo que tu ves. Quizás pienses que eso no tiene nada de malo, que realmente hay personas que no ayudan y que tu haces mas que ellos, pero lo cierto es que El Espiritu de Dios nunca te hará ver lo mucho que trabajas para criticar a los demás. Dios te da las fuerzas para hacer lo que EL te ha dicho que hagas y para que te enfoques en su propósito. No te hará ver las deficiencias de los demás para que los critiques o te apartes de tu propósito sino para que ores por ellos y con tu conducta se refleje la actitud de Cristo.
El Bienaventurado es el que ha dejado que la palabra implantada eche raíz, la cultiva diariamente para que  al final de su fruto.
EL Bienaventurado es el que se deja guiar por el Espiritu de Dios porque como el árbol plantado junto a corrientes de aguas se alimenta y da fruto a su tiempo.
Me puse a pensar en lo sabio de este paralelo entre el árbol y el bienaventurado, no hay árbol que por si solo acelere su proceso para dar fruto ni tampoco hay árbol que sin agua tenga vida, tal vez por corto tiempo sobreviva pero al final perecerá. Así mismo nosotros hablando espiritualmente, no podemos acelerar nuestro crecimiento espiritual sino bebemos del agua de vida o bebemos la leche espiritual (la palabra de Dios) podremos estar sin leerla y sin meditar en ella por un tiempo, pero a final no daremos un verdadero fruto, quizás solo daremos una imitación de fruto.
Anhelemos meditar en la palabra de Dios de día y de noche porque al hacerlo seremos bienaventurados.




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