“Ofrezcan sacrificios de alabanza, Y publiquen sus obras con júbilo.” Salmos 107:22
Este salmo nos dice algo que pareciera contradictorio, un sacrifico debe "doler" y la alabanza no produce eso en nosotros, sin embargo si será un verdadero sacrificio alabar en medio de las dificultades porque tendemos a enfocarnos en el problema y no en el Todopoderoso Dios, padre nuestro.
Las pruebas son una excelente oportunidad para ofrecer nuestro sacrificio de alabanza.
Un sacrificio de alabanza comienza en nuestra mente, donde se libra una lucha entre lo que pensamos y lo que dice Dios.
Realmente libramos una batalla tenaz que puede herirnos aun cuando conocemos del Señor, hay situaciones en las que los pensamientos de desanimo, y negativismo parecen ganar la batalla, sin embargo sabemos que la victoria es nuestra si somos guiados por el Espíritu de Dios.
Pero como ofrecemos sacrificio de alabanza en medio del desanimo o el dolor? con que ganas podríamos si cuando los problemas nos agobian no tenemos ánimos para nada. Curiosamente la respuesta esta en el mismo párrafo de este versículo:"Publiquen sus obras con Jubilo", la verdad no es fácil por eso es que nos pide que ofrezcamos "sacrificio de alabanza", en medio de la prueba, de la necesidad, la angustia o el dolor debemos recordar y compartir con los demás las situaciones que ya hemos vivido y como el Señor intervino a nuestro favor. No nos ensimismemos sino miremos a nuestro alrededor y nos demos nos cuenta que la prueba es pasajera y que hay personas que están pasando por situaciones peores que la nuestra y que nosotros tenemos el Poder del Espíritu de Dios para enfrentar cualquier situación.
Gozaos en medio de la prueba nos dice Santiago y es precisamente lo que debemos hacer pero debemos recordar que el gozo es traer a memoria cada situación difícil de la que nos saco Dios y que gracias a su misericordia estamos hoy acá. Si hacemos eso nuestro sacrificio de Alabanza sera genuino y en lugar de dolernos nos llenara de Esperanza, un sacrificio de Alabanza comienza con el reconocimiento del poder de Dios en nuestras vidas y nuestra sumisión y obediencia a su palabra.